jueves, 10 de noviembre de 2011

STOP-STRESS

Proyecto: STOP-STRESS

Alumna: Claudia Campos.

Grupo "B".















“Cómo se da uno cuenta de lo corta que es la vida, por la rapidez de sus sensaciones” A. Dumas

El desarrollo del capitalismo nos remitió a un “estilo de vida” diferente. Nuestros días transcurren en un sinfín de sucesos relativos al valor económico de las cosas. Como bien explica la escritora francesa Viviane Forrester (El horror económico , 1996) el trabajo constituye el cimiento de la civilización occidental, que reina todo el planeta y existe bajo la forma o concepto perverso de “empleo”, mismo que ejerce un juicio de valor sobre casi todo, es decir, sobre las personas y sus relaciones. Existimos en sociedad en relación a un valor cuantitativo, desde una perspectiva de deshumanización, que nos convierte en ganancia o pérdida. De esto se trata la explotación del hombre, que según la teoría marxista dividía la sociedad en dos. Actualmente esta relación dialéctica entre capitalista y proletariado ha mutado en algo diferente. Descubrimos —dice la autora— que hay algo peor que la explotación del hombre: la ausencia de explotación. Vivimos creyendo en el mito del trabajo. Quienes aún tienes posibilidades de acceder a él, son envueltos en esa dinámica materialista de trueque: la vida va, el dinero viene. La calidad de vida de quienes existen en relación al “empleo” es mínima. De tal manera que, para dar una posible explicación de lo que acontece, el sistema mismo ha propiciado la creación de nuevos mitos y nuevos conceptos que pretenden dar cuenta de los efectos de este fenómeno social. Uno de ellos es el estrés.

El estrés se desarrolló como concepto novedoso y relevante en el ámbito de la medicina a partir de los trabajos pioneros de Selye (1936, 1960, 1974). Este autor identificó la respuesta del estrés como un conjunto de respuestas fisiológicas, fundamentalmente hormonales; concretamente, definió la respuesta del estrés en términos de activación del eje hipotálamo-hipófiso-córtico suprarrenal, con elevación de la secreción de corticoides y del eje simpático-médulo-suprarrenal, como reacción a estímulos inespecíficos (estresores). Mientras que el estrés consiste en la suma de los cambios inespecíficos que tienen lugar en todo momento en el organismo, el síndrome general de adaptación (expresión del estrés a través del tiempo) se refiere a todos los cambios inespecíficos que se desarrollan a través del tiempo durante una exposición continua a un alarmígeno[1] (Selye, 1960).

Además de la explicación médica del fenómeno físico que produce un detrimento del ser, existen también teorías que pretenden entenderlo desde lo social. Se discute separadamente la relevancia de tres formas principales de estresores sociales: (1) sucesos vitales (cambios agudos que requieren reajustes drásticos durante un corto periodo de tiempo; por ejemplo, “estrés reciente”), (2) estrés de rol (demandas persistentes que requieren reajustes durante periodos de tiempo prolongados; por ejemplo, “estrés crónico”), y (3) contrariedades cotidianas (mini-eventos que requieren pequeños reajustes diarios; por ejemplo, los sucesos menores o “estrés diario”). (Sandín, 2002). Esto último permite analizar al estrés desde una perspectiva diferente. Si bien son varios los estímulos que el individuo recibe para desencadenar el fenómeno, la propuesta del proyecto pretende una reflexión del individuo a partir de la identificación del fenómeno mismo.

El fenómeno del estrés existe, pero para quién. Como se mencionó anteriormente, la dinámica del sistema económico capitalista o neoliberalismo ha modificado las formas de vida y relaciones sociales. En relación al mito del trabajo y a quienes tienen acceso a él, el estrés invade lo cotidiano. Una de las columnas del sistema son los medios de información masivos. El sistema encontró en ellos el soporte necesario para crear una ideología que asegure su permanencia. A su vez, los medios de información masivos se valen de la mercadotecnia para crear necesidades y nuevos productos. El estrés, como concepto, ha sido implantado en el lenguaje de los individuos, mediante este proceso, y ahora es común hasta para los “excluidos” es decir, quienes no tienen trabajo ni posibilidades de acceder a uno. A partir de esta tesis, el proyecto “stop stress” pretende enfrentar al individuo con esta realidad donde el mito del trabajo ya no da cuenta de la realidad.

Para realizar el ejercicio de análisis, se tomó uno de los muchos discursos publicitarios que aluden al estrés, que crean en el individuo posibilidades fantasmagóricas de alejarse de su destino como trabajador o como excluido. El eslogan es el siguiente:

No necesitas ir a un SPA[2]. Relajarse con un cálido y perfumado baño de espumas puede ser el premio a ti mismo luego de una jornada agotadora. Desconéctate: Este momento es tuyo y tómalo como tal.

De esto se derivan los elementos que estructuran el proyecto.

El objeto: una bañera.

El alarmígeno: jornada laboral- exclusión.

Alusión al relajamiento, encuentro consigo mismo.

La construcción del proyecto engloba estos tres elementos y los redefine en un contexto diferente. Las dimensiones del objeto no son las reales, mediante la exageración se desea llamar la atención del individuo y permitirle un acercamiento distinto al estereotipo “baño de burbujas” creado en los medios de comunicación. El hecho de que el estresor sea el empleo o en su caso la exclusión, porque como ya se dijo en la explicación, se desea que el individuo reflexione sobre el fenómeno del valor económico que se nos otorga socialmente y sobre la calidad de vida a que tenemos acceso. Para el caso de la exclusión es deseable que la reacción no sea la misma, existe incluso la posibilidad de que el proyecto no adquiera significado, pero aún así la comprobación de la tesis es en sí uno de los objetivos. Por último, la experiencia que el proyecto proporciona al individuo, es vivencial y de reflexión, se ambiciona una deconstrucción de los conceptos adquiridos desde la publicidad en los medios y la reconstrucción de los mismos a partir de la reflexión.



[1] Agente desencadenante de la respuesta de estrés, por ser un elemento que atenta contra el equilibrio del organismo.

[2] SPA: salus per aquam. Salud a través del Agua Es decir, SPA sólo se aplica a temas de salud relajación en los que intervenga el agua.


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